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martes, abril 30, 2024

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120 días y sus noches

Los 120 días de gobierno sorprenden a Rogelio Frigerio en pleno viaje. Quienes lo rodean saben que no se trata de un retiro espiritual ni período de descanso. Frigerio viajó al viejo continente con un propósito claro. Buscar inversiones.

El mandatario litoraleño, invitado por la fundación Konrad Adenauer, visitó terminales de posibles inversores en tierras pampas.

Fuentes gubernamentales confiaron que se encuentra en Alemania con el objetivo de fortificar las relaciones de la provincia con ese país europeo. La consigna de la visita es “el futuro del federalismo en Alemania y en Argentina: la relevancia política de los Estados federados”.

De este lado, en la tierra de Urquiza, transcurre el cuarto mes de gestación de un gobierno incipiente tras 20 años de peronismo.

El proceso natural de la gestación humana indica que el cuerpo empieza a hacerse más grande que la cabeza. Sin embargo, la morfología del gobierno parece tener un crecimiento desproporcionado.

La cabeza imagina, conduce, gestiona pero sin un cuerpo que interprete y acompañe esa impronta, salvo honrosas excepciones.

A los 120 días, o cuatro meses, si se quiere 16 semanas, en la concepción humana aparecen los labios en la boca del feto y ya es capaz de bostezar y realizar gestos faciales.

Acá hay similitudes que preocupan. Hay funcionarios que hablan y hasta bostezan. Sin embargo no exhiben gestos que indiquen que el gobierno tenga un cuerpo que, evolucionando, pueda interpretar y realizar las ideas de la cabeza y a diferencia de un feto en gestación que está mucho más activo, ejercita los músculos moviéndose con más frecuencia, fuerza y coordinación que no permanece quieto más de 3 o 4 minutos, hay áreas de gobierno que no asoman con la vitalidad necesaria en un contexto donde la gestualidad debe primar ante la escasez.

Los primeros 120 días dejan un sabor a poco. La gestualidad alcanza para generar esperanza, pero no para cubrir expectativas.

Si bien el período que marca el calendario parece escaso, un relanzamiento de gestión para renovar expectativas en un escenario donde predomina la incertidumbre sobre el futuro inmediato, parece necesario.

Atento al frágil humor social, consecuencia de la acuciante crisis económica, resulta casi necesario tomar la iniciativa para tratar de instalar augurios más esperanzadores y “darle vuelta a la gestión” para dejar atrás la etapa de emergencias.

Mientras Frigerio está en Alemania, algunos funcionarios dejan pasar de largo algunos temas que deberá resolver el mandatario a su regreso.

Con el gobernador a miles de kilómetros, existe evidencia suficiente de que el musculo político que le dio el triunfo a Frigerio en las elecciones se viene atrofiando de manera constante. Empiezan los codazos por mantener espacios y conseguir otros.

Los esfuerzos hechos por el mandatario para constituir una base de sustentación sólida y con matices necesarios para la construcción colectiva están en un proceso de degradación producto de la avaricia interna de minúsculos grupos de poder que se arrogan la potestad de hacer o dejar de hacer.

Cuando el temor radicaba en la voracidad de poder externo que suponía un peronismo hambriento, los problemas que surgieron en el seno del mismo gobierno instigan a la fiera dormida a envalentonarse.

El malestar social que se percibe se explica por un deterioro estructural de acceso a servicios básicos pero que, hasta ahora, no se exterioriza. La carta blanca de la esperanza comienza a agotarse y será necesario recurrir al ingenio para administrar pobreza generando expectativas.

El camino de diáspora interna para la suma del poder individual será el disparador para el descrédito en el camino del cambio que prometió ser distinto para terminar con la acumulación de años de marginalidad estructural y derivará en la baja de la expectativa colectiva que confió en que la propuesta electoral que gobierna hace 120 días la provincia iba a generar una mejora de la vida en la sociedad.

Todo esto presenta un enorme desafío para el gobierno de Rogelio Frigerio en adelante.

Deberá el gobernador lidiar con la convergencia de una agenda política con una expectativa social heterogénea, una estructura económica débil y una sociedad posiblemente quebrada en el corto plazo con un equipo de gobierno que no ha demostrado estar a la altura de las expectativas que la sociedad demanda, salvo, como dije antes, honrosas excepciones.

Quizás sirva la distancia para observar con detenimiento el accionar de los funcionarios.

Quizás sea solo producto de la imaginación del suscrito la necesidad de un relanzamiento con rediseño donde lo colectivo esté más allá de lo individual.

Se verá.

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