Se llama Brilife y fue diseñada por el Instituto de Israel para la Investigación Biológica, un organismo del Estado, y por el Hospital Universitario Hadassah, que es líder en los ensayos clínicos de la Fase II del fármaco y de todo su desarrollo.
Ahora que la vacuna israelí contra el coronavirus está terminando su fase II, expertos del Hadassah vendrán a Buenos Aires en mayo para buscar un acuerdo final que los autorice a convocar voluntarios en la Argentina para realizar los ensayos de la fase III del fármaco. También se habla de que si funciona se empiece a producir en la Argentina mediante un acuerdo público y privado.
Así lo confirmó a Clarín Jorge Diener, Director Internacional del Hadassah, quien mantuvo las primeras negociaciones con el embajador en Israel, Sergio Urribarri, que actualmente está en Argentina y ya tiene luz verde de Alberto Fernández.
Urribarri también se reunió con los ministros Felipe Solá (Exteriores) y Carla Vizzotti (Salud) para avanzar en el desembarco de los cinco científicos israelíes que vendrán el mes próximo para iniciar la convocatoria de voluntarios para la fase III. Diener es de origen argentino.
Se necesitan entre 30.000 y 40.000 voluntarios para la fase III de la Brilife, lo que no implica que sean todos de Argentina, ya que si bien este sería su primer puerto de desembarco, podría incorporarse otro país a los experimentos. El fin de los ensayos de la Fase II estarán terminados a fines de mes.
Esta semana se anunció que la vacuna rusa Sputnik V se va a empezar a producir en la Argentina en el laboratorio Richmond, del empresario Marcelo Figueiras.
Uno de los trascendidos es que si la Brilife prospera, podrían darle su fabricación a Sinergium Biotech, de Hugo Sigman, que viene de unos traspiés con la fabricación de la de AstraZeneca por las demoras del laboratorio mexicano Liomont con el cual está asociado.
Israel figura entre los países que más vacunó y más rápido en el mundo. Ocupó el lugar número uno desde el primer día, apelando a la vacuna de Pfizer BioNtech, de origen estadounidense y alemán. Hoy está vacunado el 60% de la población con la primera dosis y un 56% con la segunda aplicación, por lo que ya se habla de “inmunidad del rebaño”.
Y en Israel será casi imposible encontrar entonces voluntarios para un fármaco en desarrollo. Hoy los israelíes han emprendido un desconfinamiento frente a la protección que le demuestra la inmunización.
Argentina había participado de los ensayos de Pfizer BioNtech, con miles de voluntarios, pero por diferencias que el Gobierno nunca explicó y despertaron todo tipo de sospechas, no se firmó ningún contrato.
Tal como había anticipado Clarín las negociaciones con Urribarri comenzaron en el verano. Ambos países ya tienen convenios de cooperación vinculados a la salud, incluso uno que incluye al hospital Garrahan.
Brilife es una vacuna basada en vectores. Un escrito científico que se envió desde Hadassah a Clarín indica que funciona distinto la de Pfizer y de Moderna. Y también que una vez inyectado, no causa una enfermedad por sí sola sino que desarrolla una respuesta inmunológica.
Desde Hadassah indican que ya se eliminó un régimen de dosis bajas. Y que se descubrió que se necesita una inyección de refuerzo 20 días después de la inicial. Además, describen que hasta ahora no se encontraron efectos secundarios clínicamente significativos en los estudios y que tiene buena respuesta de inmunidad. Aún así son ensayos que deben luego confirmarse.
“Para el Hospital Hadassah en Jerusalén y la organización internacional Hadassah, esta colaboración representa el cumplimiento de nuestra misión más importante que es construir puentes entre las naciones a través de la salud”, indicó Diener en diálogo con Clarín.
“La realización de proyectos conjuntos con la Argentina, los cuales puedan eventualmente asegurar la salud de la población en estos tiempos tan críticos, permitirá no solo tener un impacto en nuestros países sino también generar soluciones desde nuestra colaboración hacia el mundo, con desarrollos conjuntos que se implementen en otros lugares”, agregó.
Fuente: Clarín