La primera parada pública de Sergio Urribarri fue a fondo. Sin evasivas y evocando su paso durante ocho años por la gobernación de la provincia, el exembajador en Israel volvió y está haciendo política.
Aunque la convoctaria tuvo como excusa el 207 Aniversario de la Independencia artiguista, la militancia allí congregada evocaba a viejas épocas de la política urribarrista en la ciudad. Un auditorio colmado del salón principal del Sindicato de Empleados de Comercio en Concordia escuchó primero al historiador y militante Francisco Senegaglia y luego al plato fuerte de la noche, Urribarri.
Lo que se esperaba podía ser un discurso neutro, de alusión exclusiva a la cuestión histórica convocante, terminó siendo un discurso cargado de política y con épica triunfalista de la época más sólida del kirchnerismo en la Argentina, que coincidió con los años de su gestión al frente de la provincia.
Así, Urribarri comenzó evocando la crisis de la 125 y cómo, por aquel entonces, quedó en soledad ante propios y extraños, levantando la bandera kirchnerista en la provincia. Aunque, destacó, estuve acompañado – con excepciones, aclaró-, por la Liga de Intendentes Justicialistas.
Sobre aquel escenario esbozó una elíptica comparación con la realidad actual de la provincia y dijo que “salimos de esa como hay que salir de esta, con el mano a mano, el cara a acara. Hay que salir a la calle y dar la cara. No hay otra manera”, sostuvo, interpelando a la dirigencia actual.
Aseguró que luego de aquella crisis, el peronismo salió fortalecido en Entre Ríos y recordó las victorias de 2013 y 2015. “Ganamos porque sabíamos que teníamos el mandato de la militancia, y ese mandato era entregarle la banda peronista a otro compañero”, advirtió, sobre el escenario electoral que se abre de cara al 2023.
Causas judiciales y segundo libro en ciernes
Urribarri atribuyó su condena en primera instancia por delitos contra la administración pública al costo político de “enfrentarse y tocar intereses”. Según sostuvo, su derrotero judicial es el precio que está pagando por “tocar intereses profundos”. Pero, alegó, “la única manera de construir algo distinto es hablando de la historia y mejorar la realidad y para eso hay que tocar intereses, callos que hay que pisar”, aseguró y anticipó que así se llamará su segundo libro: “Los callos que pisé”.
En este punto del discurso, ya con el auditorio en plena ebullición, Urribarri arengó a no bajar los brazos y advirtió que “es imposible cambiar la realidad sin incidir, aunque el costo sea escarmentar. Lo que no puede suceder es que esto pase en el peronismo”.
“Lo peor es ver algunos dirigentes que bajan los brazos, que bajan la cabeza ante los porteños que vienen sin saber nada de Entre Ríos. Ellos no pueden callarnos” concluyó con tono de prédica.
Para varios en el Sindicato de Empleados de Comercio, este miércoles a la noche fue el inicio de la vuelta de Urribarri, el armador. “Es lo que mejor sabe hacer”, reconocían algunos en la platea.
Fuente: tareafinanoticias.com