La cuarentena por el coronavirus trajo como consecuencia un cambio en el sector financiero: en marzo del año pasado había 4813 sucursales bancarias, contra 4599 que quedaron en septiembre pasado, el último dato relevado por el Banco Central, lo que marca una merma de 214 sucursales.
De acuerdo con los datos duros, hubo 13 cajeros automáticos menos, al pasar de 17.307 en marzo a 17.294 en septiembre, aunque fue sensible el aumento de las terminales de autoservicio, que subieron de 7594 a 8282.
También se redujo la cantidad de empleados: de 106.012 personas en marzo de 2020 a 104.696 en setiembre pasado, un achique de 1316 empleados.
En el Banco Central admiten que recibieron pedidos de fusiones y cierre de sucursales, donde se permitieron fusiones de cercanía.
Pero mientras se esté bajo las consecuencias de la pandemia no hay condiciones para cerrar sucursales.
Una recorrida por los principales bancos del sistema arroja que existen condiciones diversas. Están aquellos que venían de un proceso de adquisiciones de entidades y que ya previamente a la pandemia ya estaban reconsiderando la extensión de su red duplicada en varios puntos estratégicos y onerosos.
En el fondo, lo que también está claro es que el proceso de ampliación de cartera a través de la expansión geográfica de la red quedó a la deriva.
Otros bancos niegan hablar de cierres sino de “unificación” de sucursales.
Tampoco hablan sobre retiros de personal, sino de propuestas tentadoras a quienes están con edad más avanzada, a tres o cuatro años de jubilarse.
“Sobran 30% de las sucursales y faltan 50% de ATMs. Cada sucursal que se cierra implica que hay que despedir a los bancarios, por lo cual sobran entre 10.000 y 15.000 bancarios”, estima un ex banquero.
Incluso, hay muchas sucursales en lista de espera para poder ser cerradas, ya que el Central debe dar el visto bueno.
“Es materia de negociación bastante áspera, ya que suelen pedir que si cierran una abran otra”, revela el presidente de una entidad.
Lo cierto es que el achique de sucursales bancarias no es algo exclusivo de la Argentina: “Es una tendencia global; la pandemia aceleró la digitalización”, advierte Marcos Buscaglia, director de Alberdi Partners.
El analista Manuel Adorni suma que hay un revuelo con La Bancaria por el cierre de sucursales de algunos grandes bancos: “Han tomado decisiones estratégicas equivocadas en cuestión de apertura de sucursales y con la pandemia se vio expuesto. El teletrabajo ha cambiado las formas, al punto que ahora se ve poca gente dentro de las sucursales, ya que muchas operaciones se hacen online”, analiza.
Ante este nuevo escenario, las sucursales que no tienen cajas de seguridad pasaron a ser el foco de análisis de la inversión de los bancos.
Christian Buteler coincide con este diagnóstico: “Es lógico que con este nuevo esquema de trabajo a los bancos les sobren sucursales. Una vez que se libere el tema de despidos van a reducir personal que les sobra”, opina.
En una línea de cajas de cuatro posiciones, sólo atienden dos, por lo cual no se justifica mantener ni las propiedades, ni las sucursales, ni el personal, analiza
Andrés Méndez, titular de AMF Economía, agrega que este fenómeno tiene que ver con la experiencia de la pandemia (más operaciones por carriles electrónicos), que implica una menor utilización de espacios físicos y recursos humanos para atención presencial de clientes.